google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Pelota, secuestro y auto-represión

lunes, 16 de marzo de 2009

Pelota, secuestro y auto-represión

por Armando Añel

Muchos se preguntan cuántos peloteros cubanos no regresarán a Cuba tras el Clásico Mundial. Otros, por qué no se quedan unos cuantos en tierras de libertad. Se olvida que en la Isla la institucionalización del secuestro –que no puede llamarse de otra manera a la política de retenciones arbitrarias ejercida por el gobierno- ha traído como consecuencia un fenómeno peculiar: las víctimas comienzan a serlo no sólo en razón de las presiones gubernamentales, que se ejercen puntualmente, sino desde la auto-represión.

Porque la obsesión de acumular rehenes cumple funciones profilácticas en el ideario represivo del castrismo. Téngase en cuenta que en la Isla el Estado y sus innumerables ramificaciones penden del hilo de la indefensión ciudadana. Más que nada, es por medio del terror y la espada de Damocles del chantaje institucional que el régimen consigue mantenerse en el poder.

El secuestro en Cuba difiere ostensiblemente del practicado por organizaciones tan afines al castrismo como las FARC o ETA. Aunque los réditos económicos están contemplados, no constituyen una prioridad para La Habana. Lo verdaderamente importante es mantener coaccionada a la población. Para que cunda el ejemplo, el castrismo debe castigar con dureza a quienes infringen las sagradas reglas del fundamentalismo oficialista, la primera de todas, la obediencia ciega. Por eso es fundamental para el Estado cubano el ejercicio del secuestro a posteriori, en las personas de los familiares del prófugo en cuestión, aun cuando en el episodio se vean envueltos ciudadanos de calibre mediático, como en su momento ocurrió con el lanzador Ariel Contreras y como recientemente aconteciera con los boxeadores Lara y Ringondeaux.

El principal derecho del pueblo cubano bajo el actual régimen –el derecho que les asiste a sus deportistas, a sus médicos, a sus funcionarios, a la nación en su conjunto- es el de ser secuestrado. Una versión actualizada, y mucho más objetiva, del viejo eslogan castrista: “el deporte, derecho del pueblo”.

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