por José Luis Sito
El pueblo como conjunto étnico hospitalario, fruto de una lengua y de sus costumbres, inscrito en las fronteras de un territorio; la Nación como pueblo organizado en Estado; la Patria origen de sus antepasados. Todas estas concepciones racionalizadas y modernas fueron radicalmente destruidas o alteradas por el castrismo para instalar en Cuba la visión exclusiva de una comunidad donde la voluntad de sus miembros es suprimida, sus derechos confiscados y su libertad vigilada. A Patria se le añadió muerte; a Nación, exclusión, y al Pueblo lo ahogaron en las aguas profundas del mito revolucionario.
La etimología de la palabra democracia procede del griego demos (pueblo) y kratos (poder). La democracia es el poder del pueblo. En su lugar, en Cuba implantaron el poder de la gens, es decir, según la palabra latina, una reunión de familias y de linajes con sus vástagos y descendientes. El demos griego fue abolido por el gens latino. Una especie de gobierno de patres maiorun gentium, de senadores de las familias más antiguas de primera clase.
En la Isla el poder se reparte entre linajes, castas dirigentes de parientes con sus ritos y ancestros, sus héroes y cultos, con sus raíces genéticas y sus raíces ideológicas. La gens revolucionaria es toda una familia. La vida y existencia en Cuba está condicionada a la pertenencia a esta familia, y no se puede ser cubano sin depender de este linaje de la “revolución”. La civitas griega de hombres libres fue suprimida allí y en su lugar se instaló un grupo gentilicio, personas reunidas por la herencia, la ideología y los beneficios, los favores, la miel y las mercedes que sacan del poder.
De tal organización gentilicia el pueblo está radicalmente ausente.
Se debería colocar, frente a la mitología, las ficciones revolucionarias y la omnipresencia de los Castro y su gente, la realidad y la figura de un pueblo que la dictadura ha querido ausente y desaparecido. Los mitos de la supuesta “revolución” cubana han servido durante 50 años a la dictadura y a sus cómplices de tapadera y pantalla, destinados a ocultar un pueblo y la realidad de su condición. Pero el pueblo cubano existe. Tarea urgente: mostrar al mundo su existencia, su condición y su situación.