“Tal vez sí existe más maldad ahora que antes, porque la percepción frecuente de la maldad se transforma en la percepción de la maldad frecuente, es decir, normal, y la cada vez mayor indiferencia que nos produce esta repetición cansina casi nos convierte en cómplices y desdibuja peligrosamente la frontera entre comportamientos sociales y patológicos, de manera que cada vez es más probable que todos y cada uno de nosotros, seres civilizados, cometa una aberración (puntual o no)".
Anónimo aquí.