google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Cuba y la revolución bolivariana

lunes, 13 de abril de 2009

Cuba y la revolución bolivariana

por Armando Añel

Para evaluar el futuro del proyecto bolivariano en la mayor de las Antillas, deben tenerse en cuenta las singularidades del caso cubano. En 1959, el castrismo se implanta en Cuba desde los considerables déficits democráticos de la República –a partir de su rudimentaria cultura democrática, heredera, a su vez, de la rudimentaria cultura democrática hispana-, y durante medio siglo no ha hecho sino institucionalizar, desarrollar, incluso sacralizar esos déficits. Con lo que el proyecto bolivariano, esencialmente victimista y retórico, tendría en la Isla un inmejorable caldo de cultivo.

No obstante, no cabe duda de que la teatralidad de Hugo Chávez, histrión mediocre donde los haya, encaja mal en el marco de una sociedad que, como la cubana, está de vuelta del mayor de los mesianismos sufridos por Latinoamérica. De manera que un horizonte castrochavista no sólo podría tropezar en Cuba con obstáculos de naturaleza sentimental o nacionalista –un proliferante extranjero como el ex teniente de paracaidistas al timón de la nave revolucionaria-, sino de índole práctica. Podría tropezar con un auditorio que no sólo “se las sabe todas”, sino al que ya se las han contado todas, y con un gobernante, Raúl Castro, muy poco dado al divismo y la oratoria encendida (hay que reconocerle esta solitaria virtud).

En cualquier caso, y a pesar de la proverbial irresponsabilidad de la clase dirigente cubana, la perpetuación de Hugo Chávez no parece ser un elemento a considerar en su estrategia futura. Las defenestraciones de Carlos Lage y Pérez Roque parecen demostrarlo: estamos hablando de los dos hombres que en su momento afirmaron, públicamente, que Cuba tenía dos presidentes: Fidel Castro y el propio Chávez.

No hay un futuro para la revolución bolivariana en Cuba, ni siquiera con el castrismo en el poder. Al menos no un futuro a largo plazo.

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