google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Fujimori, los Castro y la injusticia

miércoles, 8 de abril de 2009

Fujimori, los Castro y la injusticia

por José Luis Sito

Viene de ser condenado el ex presidente de Perú, Alberto Fujimori, a 25 años de cárcel por la acusación de violaciones de los derechos humanos. No somos nadie para criticar o rechazar las decisiones judiciales de un país soberano como Perú. Sin embargo, hay que recalcar la injusticia que esta decisión pone de manifiesto en relación con la dictadura cubana.

No hace falta ser académico ni especialista de Latinoamérica para saber que en Cuba se han cometido innumerables crímenes y siguen cometiéndose hoy mismo. Son los mismos dictadores de hace cincuenta años, todavía en el poder, Raúl y Fidel Castro, los que los cometieron y cometen. Los crímenes del gobierno de Fujimori son una milésima parte de los perpetrados por el gobierno de los hermanos Castro en Cuba. Ellos y sus cómplices han matado, torturado, condenado hasta a treinta años de cárcel en calabozos inhumanos a personas que no cometieron ningún crimen de sangre, ningún delito, ejecutadas o encarceladas por defender sus derechos y libertades. En comparación, Fujimori y el Estado peruano tuvieron que luchar contra un grupo de extremistas de izquierda cercanos a La Habana por la ideología y el apoyo logístico que indirectamente recibieron. Sendero Luminoso es responsable de la muerte de entre 25,000 y 30,000 personas, y fue considerado uno de los grupos guerrilleros más crueles y violentos que haya conocido Latinoamérica.

Jorge A. Sanguinetti señalaba aquí mismo la responsabilidad del castrismo en la propagación de estas guerrillas. Los hermanos Castro, por los crímenes cometidos dentro de Cuba y por los crímenes patrocinados y apoyados fuera de Cuba, debieran ocupar el banquillo de la justicia internacional, si no de la justicia cubana.

Contrariamente, lo que vemos es la rapidez con que juzgan a un Fujimori y la impunidad con que los gobiernos latinoamericanos aúpan a unos vulgares criminales como los Castro. Tal injusticia indica el nivel de subdesarrollo político y la bajeza moral y ética de los dirigentes de la región. Latinoamérica se deshonra no juzgando los crímenes del gobierno de Fujimori, sino olvidando, negando o callando los crímenes de los hermanos Castro. Los crímenes no tienen color político: tienen el mismo color de sangre.

Dejar impunes a los criminales cubanos constituye, en definitiva, otro crimen añadido a los muchos acumulados en tierra americana.

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