por Richard del Monte Jr.
Un buen día me dije: ¿Y por qué tengo gente en mi blogroll que no me tiene en el suyo, y encima les hago el favor de leerlos de vez en cuando?
Sabía que me leían. Tenía pruebas. Podía atar cabos. Entonces, ¿por qué todo ese show?
Decidí sacarlos de mi blogroll. Fue una decisión difícil, pues no soy de natural conflictivo. Más bien me gusta ver lo mejor de las personas, evitar lo peor. No me interesa el lado oscuro de la luna.
Pero una vez puestos, como dicen por Europa, hay que meterle a fondo. Entonces, además, decidí dejar de leerlos.
Fue esto lo que a la larga les dolió. Saberse no leídos. Navegar en la ausencia del vacío ciberdisidente.
Fue esto. Y fue eso lo que siempre quise ser: un ciberdisidente. Incluso cuando aún no lo sabía. Incluso cuando acataba, mañana tras mañana, la insoportable levedad de mi blogroll.