Ya alcanzamos las cien banderas, y lo hicimos con un blog en homenaje a Yoani Sánchez; eso es historia, aunque sea una historia íntima, de sólo nosotros, que ya somos cien. Es maravilloso, como cuando los griegos se inventaron el teatro o algo así; todo empezó con un maleconazo virtual, y el crédito hay que darlo: Chiquita Mala tuvo imaginación para ver un malecón así de lindo. Es genial, no importan las reticencias, todo el mundo se incorpora; y el que no, es porque no forma parte del mundo, ¿qué se le va a hacer? No es exclusión, no está el que no quiere, y sus razones tendrá; pero hasta los más escépticos ha cogido algo de entusiasmo, y eso hay que reconocerlo. Todavía, y los que lo tienen que saber lo saben, si quieren entrar van a entrar y los van a tratar bien; porque aquí estamos por la alegría, por la grandeza, por la espontaneidad, por el poder ser nosotros mismos.
¿Cómo se llega a cien banderas en apenas un mes? Pues con espíritu abierto, de inclusión, que nadie quede fuera si quiere estar adentro.
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