por Oscar Peña
En relación al episodio del Padre Alberto, confieso que:
-Mi primera reacción al enterarme del hecho fue darle gracias a Dios porque al Padre, de origen cubano, no lo acusaban de abusar de niños, como ha sucedido últimamente en la mayoría de las imputaciones contra los Padres de la religión católica.
-La segunda fue -y se lo propuse a él- que aprovechara esta magnífica ocasión de publicidad gratuita, junto a su carisma y liderazgo, para encabezar una útil e importante cruzada por eliminar dentro de la religión católica, o por que al menos sea opcional, el Celibato, que tanto ha imposibilitado que formen parte del catolicismo magníficos seres humanos. Se trata de un reglamento y una doctrina anti-natura. Si una religión no está acorde con la vida humana, va camino al aislamiento social. Es por estos sensibles puntos -y otros- que la religión católica ha perdido terreno mundialmente. Es el momento adecuado para una valiente revisión y evaluación en el Vaticano.
-La tercera reacción, fue aprovechar para proponerles que cuando les vengan a hablar de un amigo, de un familiar, de un buen compañero de trabajo o en general de alguna persona, recuerden los Tres Filtros de Sócrates.