por Armando Añel
El de la blogosfera es un tema apasionante, y el subcapítulo de los comentarios, suerte de reflejo de la polarización de la sociedad cubana, tanto o más todavía. Yo mismo me he encontrado más de una vez frente a reproches relacionados con la “extrema libertad”, o “libertinaje”, que un blog como Cuba Inglesa, en su sección de comentarios, tiene el poco tacto de permitirse.
El reproche, que me hiciera hace poco un amigo, conocido escritor cubano (llamémosle LCA), es de índole cualitativa. Ciertos comentarios, soeces, “diversionistas”, manipuladores, etcétera, rebajan la calidad del blog, y deberían ser censurados. Se sobreentiende que se trata de una censura en función de evitar, o evitarnos, molestias. Así que los comentarios molestos, por una u otra causa, más objetiva, menos objetiva, en la versión de LCA se irían por el vertedero.
Le explicaba que mantener sin moderación el blog era para nosotros, más que una política editorial, una filosofía de vida. Y una escuela podría decirse. Nos parece una postura profesionalmente muy estimulante, y por varias razones (algunas de ellas las enumero en la segunda parte de este trabajo). Es importante recordar que uno de los signos que desde el surgimiento de los blogs como fenómeno cultural los distinguió de medios electrónicos como los diarios digitales y otras webs por el estilo, fue, es, su naturaleza desprejuiciada, abierta. Es decir, los blogs aparecieron en escena como vehículos creativos de intercambio con el otro más que como sustitutos de los medios tradicionales de prensa.
Esto último, es verdad, paulatinamente está ocurriendo, pero no significa que por ello los blogs se vean obligados a reproducir los mismos vicios que sus antecesores en el puesto.