"Si un día me llegan cien turistas al hotel y faltan maleteros, llamo a los que libran y se pelean por venir. Da igual la hora: hay propinas", nos explicaba ayer un directivo hotelero de La Habana. La cosa cambia en otro tipo de trabajos (en moneda nacional). "La llave no aparece". O "el transporte está malo y el dependiente no llegó". O bien "la tienda está abierta, pero la caja está cerrada". O "estamos en inventario"... Tales frases, dichas o escritas, son ya lugares comunes en Cuba. Las hay más enrevesadas, como la del cartel de una farmacia en Varadero que dice "Volvemos en media hora", sin indicar a partir de cuándo. O la que Trabajadores atribuía a un hostelero de La Habana Vieja retrasado en la apertura: "El gas está bajito y la comida se demora un poco".
Fernando García en La Vanguardia.