google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: ¿Militarismo en Cuba o algo más? (II y final)

lunes, 4 de mayo de 2009

¿Militarismo en Cuba o algo más? (II y final)

por Jorge A. Sanguinetty

El militar cubano pudiera llegar a ser un buen gerente o hasta un empresario capaz más como excepción que como regla, por varios motivos. Primero, un gerente que se forma en una sociedad que valora la lealtad política hasta la genuflexión por encima de la eficiencia productiva, carece de los patrones comparativos y del estímulo para funcionar como lo exige una sociedad moderna. Segundo, los militares son educados para destruir, no para crear o construir. Los criterios de eficiencia militar son contrarios a los criterios de eficiencia civil, sea en lo político o en lo económico. En tercer lugar, el militar cubano, no formado en una sociedad democrática, está acostumbrado a seguir órdenes sin discutirlas, lo cual no es compatible con los comportamientos que se necesitan en una sociedad libre y competitiva para operar con éxito.

La economía cubana estará condenada a niveles bajos de productividad y crecimiento mientras no tenga personal gerencial mejor educado, pero el gobierno parece conformarse con que la economía cubana se mantenga más o menos a flote. Sin embargo, la mediocridad gerencial de la mayor parte de los militares tiene otro aspecto en lo político. Siendo militares de ordeno y mando, los mismos son más confiables para un régimen totalitario donde el cuestionamiento de la gestión gubernamental está prohibido. Esto puede ser muy útil para los hermanos Castro si los mismos están orquestando la supervivencia del régimen después que ambos desaparezcan.

Los despidos de Carlos Lage y de Felipe Pérez Roque, seguidos de los nombramientos que se dieron a conocer y encima de los posibles cambios de una política de EEUU hacia Cuba, abren la puerta para pensar que los Castro pudieran facilitar una reaproximación, pero en sus términos. La orquestación puede ir tan lejos como para incluir la creación de una oposición leal en Cuba con figuras moderadas de la disidencia y algunos miembros aparentemente defenestrados de la nomenclatura (no olvidemos que Eloy Gutiérrez Menoyo ya fue aceptado como una especie de opositor del régimen). Lamentablemente, en este proceso los cubanos de la isla, como los de la diáspora, posiblemente continúen fuera del juego.

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