No había sido siquiera el último. Era sólo el penúltimo. Pero el Caso del Bloguero Mudo, como también se le conociera, había supuesto para Sherlock Holmes y su ya mítico ayudante, el doctor Watson, un desafío de considerables dimensiones.
El Penúltimo Mudo, un bloguero antaño conocido por su locuacidad y tendencia a la controversia, no había dicho ni “esta boca es mía” a propósito de varios emails suyos, sumamente reveladores, que otro bloguero, karateca y caricaturista, había difundido entre abril y mayo de 2009 por la blogosfera cubana. En principio, tanto Holmes como su ayudante consideraron que en el caso había gato encerrado. ¿Cómo era posible, si aquellos emails comprometían la catadura del susodicho, que el activista que había embestido contra varios de los medios más conocidos del exilio cubano, que se había encasquetado la corona de los pesos pesados del dime que te diré, que había enfrentado las arremetidas de Tirofijo, el Puerco y La Superwoman, anduviera ahora arrastrándose por la blogosfera sin atinar a defenderse oficialmente de tan terribles acusaciones? No sería sino después de incontables tés a las cinco de la tarde que el detective inglés se acercaría, aunque muy ligeramente, a la solución del caso.
La respuesta –la solución- estaba en la pregunta, concluiría Holmes. O en las preguntas. A medida que se sucedieran las preguntas, las opiniones, las aproximaciones al caso del bloguero mudo, a éste no le quedaría más alternativa que enfrentar la realidad, desembocando en la solución pendiente. Y, efectivamente, las preguntas no cesaban de sucederse. En cualquier caso, la interrogante fundamental seguía siendo: ¿Hablaría algún día el Penúltimo Mudo? Ahora había dos enigmas que de un momento a otro podían brotar, por si faltara uno, de lo más hondo de la Cloaca del Pantano. El investigador inglés no paraba de frotarse las manos.
Nota de la Redacción. Una editorial del exilio ha decidido cargar con los gastos de la edición de Sherlock Holmes: Casos Pendientes una vez la serie sobrepase las 120 cuartillas de treinta líneas a doble espacio. Reiteramos la invitación a participar a todos aquellos que deseen ver publicadas sus crónicas detectivescas en forma de retrato de grupo. Gracias.