por Carlos Scholkow
¿Cuánto más debe esperar la Unión Europea (UE) para reconocer que su política de acercamiento al régimen de los hermanos Castro, coordinada en el ya lejano 2005, ha resultado un estruendoso fracaso?
¿Qué debe hacer la soldadesca castrista para que esto por fin sea asumido como una realidad política? ¿Hundir otro remolcador 13 de Marzo? ¿Torturar frente a las cámaras de CNN a un grupo de connotados disidentes? ¿Sacarle las uñas con pinzas al rojo vivo a la abuelita de alguno de ellos?
Ya hace más de cuatro años que la UE coquetea con la oprobiosa dictadura, a partir de que José Luis Rodríguez Zapatero asumiera el poder en España y comenzara a echar por la borda, auxiliado en el ascendiente político que con respecto a Cuba se le reconoce a Madrid en Bruselas, el trabajo de su antecesor en el cargo, José María Aznar.
Se la pasan diciendo que la política estadounidense de embargo, que no fue concebida como una herramienta para derrocar a Fidel Castro, conduce a ninguna parte. Pero la actual política de ceguera voluntaria en la que insiste la UE tampoco ha dado resultados. Y todo esto después de haber sido concebida, en este caso sí, como un instrumento al servicio de una supuesta, y gradual, apertura.
Apertura que no tiene nada de apertura. Ni de gradual. Ni de nada. Apertura que no aparece. Apertura de dibujos animados.
Según la agencia EFE, la UE apostará este martes “por continuar con el diálogo político con Cuba (más que diálogo, monólogo y pantomima) a pesar de constatar la falta de avances de la isla en materia de derechos humanos”. ¿Hasta cuándo señores europeos?