“El Granma es una publicación que debe contener un determinado por ciento (más o menos variable según las circunstancias) de textos para no ser leídos porque sencillamente no está orientado hacia un consumidor, sino hacia un ciudadano al que se le pretende inculcar una determinada ideología. Pero la paradoja es que bajo el totalitarismo, como afirma Slavov Zizeck, la ideología no está concebida para tomarse en serio. La estrategia, por tanto, consiste no tanto en imponer un sistema de valores en específico (y que en definitiva pueden modificarse a conveniencia), como una retórica de optimismo, de triunfalismo, de heroicidad y virilidad. Y la manera de transmitir esto es mediante textos para no ser leídos, repetitivos, invasivos y repetidos hasta la saciedad, cuyos pormenores, despojados de cualquier posible eros (contenidos sexuales, chismes o intrigas personales), se vuelven ilegibles a fuerza de aparecer por todas partes”.
Ernesto Menéndez-Conde en su blog.