por Carlos Scholkow
Un estudio acaba de demostrar, supuestamente, que los peores turistas del mundo, por su comportamiento maleducado, su quejumbrosa indiscreción y su suculenta tacañería, son los franceses. Le siguen de cerca los españoles y griegos.
En el extremo opuesto están los japoneses. Según el estudio de TNS Infratest, realizado el mes pasado en seis países -Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos- a cuatro mil hoteleros, los de los ojos oblicuos son los mejores turistas del mundo “por su discreción, su cortesía, por lo que gastan y, sobre todo, porque nunca se quejan”. Después de los nipones se ubicaron los ingleses –no podía ser de otra manera- y los canadienses.
A todas estas uno se pregunta: ¿Y los cubanos?
No vamos a hablar de los cubanos de Cuba, que, ya se sabe, ni siquiera pueden ser turistas. Hablo de los cubanos del exterior, que según algunos cálculos rozan los dos millones. ¿Serán buenos turistas?
Dado que son estentóreos –por no decir ruidosos-, cabrones, pretenciosos, dominantes, exhibicionistas… pero también generosos y gastadores, uno se queda con la duda.
Cuba ha dado muy buenos peloteros, cantantes y bailadores… ¿habrá dado buenos turistas?
