google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Cuerpos aislados

lunes, 13 de julio de 2009

Cuerpos aislados

por Juan F. Benemelis

La medicina tecnológica tiene una noción militarista del sistema inmunológico, concebido al estilo de un sistema de defensa en contra de invasores y no como un mecanismo de identificación. Debido a esta parcialidad se muestra estupefacta ante el espectro de las enfermedades clasificadas como auto-inmunes, porque éstas se ubican fuera del paradigma inmunológico establecido. En ellas no hay nada que vacunar, no hay bacterias (ejércitos invasores) procedentes del exterior. Estamos ante algo que nuestro propio sistema hace contra sí mismo. Así sucede con el cáncer o el SIDA, casos típicos de una “desregulación” de la coherencia fisiológica, un tipo de disfunción ecológica en el sistema complejo del cuerpo humano.

La tendencia de distinguir a las enfermedades como algo externo y no parte de nuestra disposición del comportamiento reside en que nos consideramos unidades biológicas aisladas de las fuerzas que crean la salud y las enfermedades. A diferencia del mundo moderno, todas las civilizaciones antiguas dispusieron de una representación del tiempo más acorde con nuestro cuerpo, reconociendo la enorme cantidad de procesos cíclicos donde nuestros relojes biológicos no se comportan de igual manera. En algún momento ubicado entre Leonardo da Vinci y la locomotora de vapor, fue que perdimos esta visión integral.

Hay que ampliar la definición de lo que hasta ahora constituye una evidencia científica. Los fenómenos psíquicos y espirituales ejercen un papel significativo en la historia humana y nos socorren en el diseño de las fisonomías cardinales de nuestra cultura. La ciencia debe matizar ese reduccionismo a lo objetivo, esa idea de que la mejor forma de inferir la naturaleza es mediante aquello que nos es ajeno, ese afán analítico y desapasionadamente objetivo. En un cosmos donde el conciencismo de los físicos afecta la realidad de una partícula subatómica, donde la actitud de un galeno puede afligir o mejorar una dolencia cardiaca, donde la mente de un investigador perfila la forma en que un mecanismo opera, y donde lo imaginable es capaz de configurarse en la realidad física, no podemos proceder con la pretensión de que estamos aislados del elemento que inspeccionamos.

En un universo hológrafo y omni-objetivo, como aparenta ser el nuestro, todas las cosas son partes integrales de un inagotable continuo, donde la objetividad estricta agota su potencial.

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