“Tal vez sin proponérselo, los miamenses se hicieron eco del peor malentendido en la historia de las migraciones americanas. A pesar de que allí —según un reporte de la Universidad de Columbia, 2004— los cubanos ostentan niveles de ingresos y educación notablemente superiores a los del resto de los inmigrantes latinos, Miami es, en propiedad, la ciudad de los perdedores. Humillados mil veces desde la derrota de Bahía de Cochinos ("¡El atolladero más grande del mundo!"), y vilipendiados precisamente a causa de su "éxito", los cubanos son una tribu perdida. Mientras tanto, los mexicanos o los salvadoreños, aunque mucho menos infelices, han conseguido granjearse el trofeo de víctimas.
“El concepto de "triunfador", que ocupa el centro de la psiquis de los exiliados, es la idea fija de Boarding Home, la novela de Guillermo Rosales (William Figueras, el álter ego del novelista, descubrió que un revés capital jamás podrá convertirse en victoria). Fidel también aparece en los sueños de nuestro gran manicomio literario: es el espectro del Triunfador de 1959, que debido a una transvaloración de todos los valores, se convierte en víctima, en el chivo expiatorio de los cubanos de Miami. Los exiliados serán, a causa de ese hecho atroz, los Judas (Juden) de una América donde los Castros son Cristos”.
Néstor Díaz de Villegas en Cubaencuentro