google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Mel Zelaya y los males multiplicados (II)

lunes, 17 de agosto de 2009

Mel Zelaya y los males multiplicados (II)

por José Vilasuso

Los pasos dados por Mel Zelaya, el hombre del sombrero grande, han fluctuado en más de una oportunidad. En las primeras instancias sus palabras “cristiano”, “perdón” y similares, dependiendo del lugar o calor del pronunciamiento, pudieron sugerir una posible acogida a la propuesta respetable y pragmática del señor Oscar Arias. En toda situación incierta, la cordura y el buen juicio poseen atractivos. Pero, a todo pesar, los buenos impulsos se han convertido en flor de un día.

Al momento de redactar estas líneas, la constatación de muertes y heridos, detenciones y, fundamentalmente, la alharaca callejera creciente entre personas iniciándose en las actividades típicas de lo que revolucionariamente se cataloga como agitación popular, prueban que la campaña desestabilizadora de la sociedad hondureña está en camino. Se ha venido preparando con anticipación, los recursos y mecanismos necesarios abundan y se procede a utilizarlos según la más experta planificación. La provocación sistemática es la directriz del momento. Cerrar carreteras, tirar cocteles molotov en la vía pública, piedras, palos, incendiar automóviles, destruir todo lo destruible, huelgas, paros… hasta de hospitales: que se fastidien los enfermos. Se trata de provocar a la fuerza pública para que responda, y entonces acusarla incansablemente, mientras Radio Neederland, AP, AFP, Yahoo! y demás medios de los países libres se encargan de propagarlo con celeridad.

Al monitorear el discurso empleado tanto por Manuel Zelaya como por Patricia Rodas y los que van surgiendo en el camino preocupante que se abre para los hondureños, se palpan las consignas repletas de incondicional radicalismo, azuzamiento clasista, equívocos, medias verdades, citas y ensalzamiento de los cabecillas neopopulistas -no populares- del momento latinoamericano. Por supuesto, como colofón indispensable vendrá la acusación final al “Enemigo Público de la Humanidad”, cuyo nombre no es necesario repetir.

Una vez que la guerra fría esté declarada contra la nación más poderosa del planeta no habrá alegato, cualquier desatino estará justificado. Encarcelamientos, desaparecidos, carencia de servicios y productos indispensables, exaltación constante del belicismo, división familiar, tensiones religiosas, reducción del nivel de vida, burocracia apabullante, etcétera.

Todos los males de ahora multiplicados mañana. Habrá censura absoluta en Honduras, no se olvide. Ya no se gobernará, se asegurará el poder. Ninguna queja tendrá lugar, lo primordial consistirá en mantener las cosas revueltas. Luego aparecerán las promesas, muchas, los médicos cubanos a curar de gratis, los maestros a enseñar marxismo-leninismo y, como consecuencia de las nuevas doctrinas adquiridas, el acoso a todo el que vista un traje limpio, al dueño de su casa. Se anularán los contratos de trabajo porque el Estado será el patrón mayoritario y sólo a él corresponde fijar salarios y condiciones de empleo. En vez de sindicatos libres, tendremos un sindicato único obediente al patrono mayoritario, el gobierno. Entonces veremos qué es reacción patronal y explotación verdadera del trabajador.

A cambio, proliferarán los tratados fraternales con países amigos, acuerdos por millones de lempiras devaluadas, cifras fuera de cálculo. Aunque a la hora de obtener una lata de leche para tu hijo se te haya terminado la cuota. Pero, sobre todo, arribarán armas, muchas, modernas y sofisticadas, para convertir a Honduras en la primera potencia militar de Centroamérica y alistarla, con asesores cubanos, para repeler la invasión anunciada del “Enemigo Público de la Humanidad”.

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