por Oscar Peña
Gracias a Lorenzo Cañizares y Pablo Rodríguez por el envío del artículo del tocayo Espinosa Chepe. Contiene informaciones que aun sin ser completamente oficiales me alegran mucho por el pueblo cubano, que ha pasado sacrificios innecesarios. La ausencia de cambios y reformas -y no el imperialismo yanqui- ha sido la causante de la improductividad cubana en estos cincuenta años. Cuántas vidas y valores se han perdido en vano en todo este tiempo, sin posibilidad de explotar sus capacidades y talento. Cuántos hijos de Cuba no andan regados por el mundo ante la realidad de que sus padres han envejecido llenos de frustración por el capricho de un hombre. Somos un pueblo enfermo de falta de esperanza y erosionado de miles de sus hijos. Es penoso que al cabo de medio siglo esté Cuba aspirando a lo que tenía antes.
Los cambios son tan vitales que no importa si quien los impulsa se llama Raúl Castro, Ramiro Valdés o Mariela. Son tan necesarios y vitales que aun tarde (si los hacen) se agradecen. Cuba es una fuente de capital humano, y es criminal el freno de las fuerzas productivas de casi cuatro generaciones, sacrificadas para alimentar las ambiciones de poder y de liderazgo de Fidel Castro. Algún día los historiadores de la Isla -ya libres- recogerán la verdad del atraso social, económico y político de Cuba en este medio siglo, y sabrán señalar a Castro como el máximo culpable. También tendrían que recoger que los cubanos (todos, de una forma u otra) hemos tenido una alta porción de responsabilidad por ligereza social.
En fin, ojalá estas especulaciones de apertura -aun sólo económicas- no sean para los cubanos una aspirina de verano y comiencen ya. La realidad es que Raúl Castro empezó con mucho entusiasmo y el policía mayor lo frenó. Raúl debe saber que todos –dentro y fuera de Cuba- lo percibieron así. De ahí la multiplicación del desencanto nacional.
Ojalá Raúl Castro sepa desprenderse de las ataduras y opte por pasar a la historia como el facilitador del inicio de las soluciones definitivas, de una Cuba con todos y para el bien de todos. Entonces sí sería un hombre significativo en el expediente cubano. Esta es una alternativa posible, no la de seguir soñando con el VI Congreso del PCC: en los regímenes totalitarios no deciden nada estos eventos. Sólo son un instrumento de trasmisión de las decisiones tomadas en el Buró Político.
Raúl Castro planteó el pasado 26 de julio que hay que sembrar mangos como los sembraban nuestros abuelos, utilizando una metáfora que reconoce sus errores de cincuenta abriles. Espero en algún momento tengan la valentía de darnos la razón a los que hace cuarenta años tuvimos el coraje, dentro de las filas del régimen, de proponer estos mismos puntos, por los que fuimos atacados, acusados de agentes de la CIA y de desviaciones ideológicas.
Ojalá el parte de Reuters se acerque a la verdad y el programa en el que Ariel Terrero abordó estos puntos no sea sólo una valiente acción aislada.