google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Beligerancia y limonada

domingo, 6 de septiembre de 2009

Beligerancia y limonada

por Armando Añel

¿Es la beligerancia un estado natural de lo cubano? ¿El cubano encuentra menos placer en la paz que en el enfrentamiento? En este sentido, cabe insistir en que la blogosfera constituye una suerte de reflejo de la vida misma -en que la blogosfera cubana constituye una suerte de reflejo de la cubanidad, valga la redundancia-, con todos sus regocijos, alternativas e inspiraciones: con todos sus vértigos, oscuridades y empecinamientos.

Porque, además, abrir un blog es, en cierto sentido, un acto exhibicionista. Quien lo comete debe intentar relativizar la resistencia, minuciosamente improductiva, a la que lo someterán sus detractores, sus críticos o, más simplemente, sus “enemigos”. Porque, esa es la otra, los hay que nada más consolides un blog se asumirán tus “enemigos”, no importa cuánta consideración les tengas o cuánta atención les prodigues (y luego intentarán hacer las paces contigo y se volverán a pelear, y lloverán insultos sobre la lúdica del arrepentimiento, y así sucesivamente). Debe intentar relativizar la resistencia, decía, quien carece de eso que en Cuba todavía llaman “tabla”.

En definitiva, uno compite, o debería competir, con uno mismo. Como me comentaba un amigo días atrás, para tener una pelea hace falta más de uno. Urge impregnar de un mínimo de racionalidad el afán de reconocimiento. El ego, esa losa que nos aplasta a medida que nos ridiculiza –a medida que nos revelamos incapaces de amortiguar su peso monstruoso-, puede y debe ser desdramatizado.

La blogosfera cubana, como espacio de creación-recreación-interacción, está llamada a establecer –a contribuir a establecer- normas posnacionales de convivencia. Quizá nos acercamos a un tiempo en el que Internet, o más específicamente, la blogosfera, democratizará las relaciones de producción de las elites cubanas. Pero antes es preciso que no nos tomemos tan en serio. Hacer con la crispación una jarra de limonada.

Hay citas que no es bueno evitar, como esta de Nietzsche: “La madurez del hombre consiste en recobrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño”.

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