
En la sede de la OEA, el secretario general José Miguel Insulsa ha sufrido su enésima derrota al desarticular Estados Unidos, Canadá, Bahamas, Costa Rica y Perú la propuesta del eje Argentina-Venezuela-Nicaragua, que pretendía incluir un artículo según el cual la OEA no reconocería el proceso electoral hondureño.
En la menciona reunión, Washington se llenó de valor y llamó las cosas por su nombre: catalogó de estúpido el regreso de Zelaya a Honduras y aseguró que quienes lo facilitaron tienen “una responsabilidad especial por esa nueva crisis”, en referencia a Brasil. Lewis Amsalem, representante de Estados Unidos, pidió a Zelaya que abandone sus locas acusaciones, estilo “película de Woody Allen”.
Por su parte, el presidente costarricense y mediador en la crisis, Óscar Arias, consideró ayer un error el aislamiento a Honduras.
“Lo peor que le puede pasar a la comunidad internacional es querer aislar al gobierno de facto, más bien debemos estar en comunicación con él, que escuche nuestros consejos”, indicó Arias, y pidió a sus homólogos latinoamericanos que no contribuyan a “atizar el fuego”.