google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Calentamiento global

miércoles, 7 de octubre de 2009

Calentamiento global

por Denis Fortún

Los lunes y viernes acabo temprano mi trabajo. Sin embargo, a pesar de que no pertenece a American Airlines, me quedo un ratico más para recibir el vuelo de Cienfuegos. Es la nostalgia supongo, o el hecho de que casi siempre me tropiezo con alguien conocido que me cuenta algunas historias, chismes de ciudad provinciana que se hurtan y después se comparten.

Anoche fue un guajiro viejo, del Central Covadonga, que vino a ver a sus hijos --por supuesto, muy convencido de que regresará a los dos meses--. Dice ser muy amigo del abuelo de mis hijos y que se mudó para La Calzada de Dolores hace cuatro años, lo que ya le da autoridad para hablar de La Perla y sus gentes como si hubiese vivido toda su existencia allí.

-- ¿En qué parte de la Calzada? -le pregunté.

-- Frente al Organopónico– me contestó con orgullo, como si se tratase de 23 y L.

-- ¡Coño! Por allí yo tuve una jevita. Lizet, la hija de Margarita La China, que vendía cigarros sueltos.

Su rostro adquirió la solemnidad del que te va a dar una mala noticia. Luego de varios segundos, me dijo:

-- Yo conozco a la muchachita. Ya tiene un niño como de doce años. La que ha hecho esa chiquilla por su hijo. El padre de la criatura está aquí y jamás se ha ocupado de él. Yo, cuando vine hace dos años, le traje una carta de ella y unas fotos, pero el tipo nunca pasó a recogerlas y sólo una vez me contestó el teléfono. Ella hasta jineteó, ¿sabes? –me susurro casi--. La pobre, la que ha pasado. A principios de año, La China tuvo que llevársela para La Habana y le dejó el niño a mi señora. Creíamos que tenía el Sida, de lo flaca que se puso. Pero no, por suerte lo que le encontraron fue unos parásitos. Una giardia, que dicen los médicos, se le enquistó en el hígado, o no sé en qué parte. Ya por suerte se está recuperando, trabaja en la Oficoda, y la madre recibe una ayudita del gobierno, que no le alcanza para nada, por lo que sigue vendiendo lo que sea, lo que le ha provocado sus problemas… ¡Y son buenas gentes, compadre! Lo poquito que tienen quieren compartirlo con nosotros. Yo quiero llevarle algunas cositas cuando vuelva… sobre todo al muchachito, que es un jodedor del carajo.

Yo me quedé callado, en lo que me acordaba de lo hermosa que era Lizet a sus veintitantos años. Sin embargo, preferí cambiar de tema y le pregunté “por aquello”:

--¡Muchacho! –contestó riendo con evidente malicia- Ahora allá el problema no es el bloqueo, ni los cinco héroes, ni la guerra de todo el pueblo. Todos los días de lo que hablan es de la crisis mundial y el calentamiento del globo, y esas boberías del medio ambiente. No, si yo te digo… se atragantan a más no poder.

De la serie Crónicas del Aeropuerto

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