google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Las quince reglas de oro del perfecto cubano (III y final)

viernes, 16 de octubre de 2009

Las quince reglas de oro del perfecto cubano (III y final)

por Yolanda Vega

13.- Los cubanos te quieren a su manera, su amor es indescriptible, interminable, infinito... como para escribir un manuscrito. Como su estilo es hiperbólico y desmesurado, si los escuchas te puedes creer una diosa, una princesa o la mujer más irresistible del universo. Claro que si no les haces caso, a los cinco minutos quieren igual a la chica que está a tu lado. Sin embargo, si llegan a enamorarse puedes irte dando de baja en Telefónica, o sea, que te puedes morir: Tu teléfono fijo no dejará de sonar, a tu móvil se le puede fundir la batería, marcará treinta llamadas sin contestar y da lo mismo que lo apagues, lo guardes debajo del sillón y te sientes encima, o lo tires por la ventana: seguirá sonando insistentemente.

14.- Los cubanos tienen la capacidad de transformar a las mujeres, y si no vean: Una chica españolita antes y al inicio de una relación con un cubano lleva un wonderbra, escote delantero y trasero, minifalda, lencería negra, plataformas y maquillaje de MacFactor, o sea, toda una tentación, y baila y baila... Después, cuando ya vive con él, no sale de casa y cambia: camiseta, camisa por fuera, pantalón negro y amplio, diadema y coleta de pelo sucio, ojera y sueño de tres días, cara de aburrimiento y ya no le gusta bailar. Así que él empieza a buscar a otra/s que vista/n y se comporte/n como la que conoció en un principio, con la que ahora comparte cama/piso/gastos y a la que sólo le falta un hervor para salir en bata y rolos a la calle. Después viene el desastre, la reparación y la reconstrucción. Cuernos agudos, separación y la bella sirena vuelve a emerger al cabo del tiempo aún más bella que cuando le conoció, y él, aunque no la quiere, la sigue deseando, y si la ve con otro se comerá los muñones. Porque siempre es igual: ni contigo, ni sin ti. Y él estará ausente, absorto, meditabundo, ido, porque ya no sabe quién es la real, si la de ahora o la que estuvo con él.

15.- El cubano piensa más en ganar el partido de hoy que el de mañana. El cubano vive al día. Una máxima muy ilustrativa lo expresa elocuentemente: “Bailemos hoy, que mañana se acaba el mundo”.

A pesar de todo amo a Cuba y me siento habanera de corazón. Mi madre me parió lejos de allí, pero sé que en otra vida fui una negra sandunguera y en esta estoy saldando mi karma. He estado allí físicamente y me quedé prendada de La Habana y de sus gentes. Pude oler su aire, ver su cielo, oír la algarabía de sus calles, compartir el dolor por la coacción a la libertad. Me identifico con este pueblo complejo, con las gentes lejos de su familia que aman el sitio en el que no pueden vivir. Amo y admiro sus voces, su ritmo, su lenguaje enrevesado, su arte, su risa en medio del llanto y esa forma de echarse las penas al hombro. ¡Amo a Cuba libre!

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