google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Feria Internacional del Libro de Miami (II)

viernes, 16 de octubre de 2009

Feria Internacional del Libro de Miami (II)

Bajo el rótulo Libros en la Bahía, en 1984, Miami realizó su primera Feria del Libro. Desde entonces el evento no ha hecho más que crecer en proporciones y alcance, hasta convertirse en lo que sus organizadores llaman “el mayor festival literario del país”. La Feria Internacional del Libro de Miami (FILM) es organizada por el Centro Literario de la Florida, dependiente del Miami Dade College.

Comenzamos la serie de respuestas sobre la base de dos preguntas hechas a editores y escritores relacionados con, o que han visitado la, Feria: ¿Cuál es la mayor virtud, y cuál el peor defecto, de la FILM?

Luis de la Paz (escritor)

El mayor logro de la Feria Internacional del Libro de Miami es su propia existencia, particularmente en esta época de crisis. Desde 1986 han venido desarrollando un evento con solidez, interés y diversidad. Han sido 25 ferias, esta será la 26, lo que le ha permitido situarse como la segunda feria más importante de Hispanoamérica, después de la de Guadalajara, en México.

Si hemos de resaltar algún defecto, diría que éste corresponde, en gran medida, y por fortuna, al pasado. La feria desdeñaba a los autores locales, asignándoles horarios y fechas incómodas. Incluso, muy al principio, las presentaciones eran en el Interamerican Campus, en La Pequeña Habana, lejos de la sede oficial del evento. Los problemas de hoy en día son económicos, cobrar por la entrada no es una medida popular.

Luis Manuel García (escritor y editor)

La mayor virtud de la Feria del Libro de Miami es, a pesar de las dificultades, su propia existencia y su consolidación como un evento que ya forma parte de las tradiciones culturales de la ciudad y es cita obligada de miles de miamenses cada año.

Su mayor defecto no es atribuible a la propia Feria, sino a su entorno. Un evento cultural de esa naturaleza requiere apoyo institucional copioso y sostenido si en realidad se desea su equiparación con las grandes ferias del mundo e incluso con las de su entorno, como la de Guadalajara. Miami ya no es un balneario de viejitos de clase media que vienen huyendo de los fríos septentrionales. Miami es una gran ciudad con personalidad propia, imagen y potencia económica, que se ha convertido, gracias a la iniciativa principalmente de los cubanos, en la capital mundial de la música popular en castellano. Obviamente, se trata de un producto que se vende por sí solo, no necesita apoyos institucionales.

Si Miami quiere convertir la cultura en una gran industria/emblema de la ciudad, si quiere convertirse también en la capital del libro en Latinoamérica (y para los 50 millones de hispanos en Estados Unidos), tiene todas las condiciones para hacerlo, y la Feria sería un escaparate perfecto, pero para ello se requiere que las autoridades apuesten por la cultura, que no la consideren un mero adorno, sino una poderosa industria que, al mismo tiempo, enriquecerá y prestigiará a la ciudad. El emplazamiento de Miami, justo entre los hispanohablantes del sur y los del norte, la convierte en el enclave perfecto para sustituir a España como el gran productor de libros en español. Y la Feria sería el escaparate de esa industria.

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