
“No acabo de entender por qué muchos tapizan al muchachito del río Ariguanabo (Silvio Rodríguez) como poeta, a pesar de que algunos de sus textos cuentan con riqueza de imágenes (
Unicornio, Óleo de una mujer con sombrero, etcétera). Creo que dista un tanto de la verdadera poesía como para venir a catalogarlo como el bardo revolucionario que venden sus apologetas. ¡Poesía era Borges, carajo! Qué poética puede encontrarse en un verso como el que sigue:
Se partió en Nicaragua, otro hierro caliente…”.La Voz de Sindulfo