por Carlos Carralero
El Nobel, volviendo sobre los pasos de su historia, ha acabado con la nobleza. Veamos.
En Cuba hay hombres que resisten y han resistido, por su honradez y convicciones, a las torturas de una celda en la que apenas se pueden mover. Hay y ha habido héroes en Cuba que han sacado la cara por varios millones de personas. La lista es larga, pero siempre, para hacer honor a su coraje, lo recuerdo: Mario Chanes de Armas, compañero de Castro en el Moncada, vivió treinta años en las frías galeras que creó su ex colega. Al carajo los más de cien premios a Mandela y los que lo promovieron. Un negro cubano, Peñalver, ya fallecido, junto con Chanes, cumplía en los tiempos del negro agraciado una condena de 28 años, regalo del simulador en jefe. Pero ahora hay un Biscet que nos da ejemplo de todo lo que tiene un hombre verdadero. Huelgan las alabanzas. Eso que tiene Biscet también lo han tenido muchos desde los años sesenta. Ah, pero esos son los olvidados por Europa, por Zapatero y Moratinos, que dentro de poco, cuando España asuma la presidencia de la UE, pedirá que se respete la autodeterminación del régimen castrista, llamándole a éste, en malvada sinécdoque, pueblo cubano.
La Academia Sueca y el Parlamento Noruego premian también el ateísmo y la blasfemia. Por eso premiaron con el Nobel, hace unos años, a Dario Fo en Italia. Ya dije que el Nobel tiene preferencia por la izquierda, y si es europea mejor. Los cinco Nobel latinoamericanos en literatura (viva Octavio Paz, que se alejó de esa chusma) han sido de izquierda: Lucila Godoy (la Mistral), Pablo Neruda, Miguel Ángel Asturias, Octavio Paz y García Márquez. Preferiría que mis amigos de la izquierda que luchan contra el castrismo, el chavismo, etcétera, no me lo tomen a mal, por favor. Es una realidad de la que estoy convencido.
A cierta izquierda, junto a incierta derecha, no les son suficientes los muertos en estos días en Afganistán, en Irak, en Pakistán. Las manifestaciones en Londres donde los musulmanes, entre otras cosas, le dicen a Europa que es un cáncer, que el Islam es la respuesta, que pronto será destruida. Las escenas que podemos encontrar en Internet acerca de los horrores cometidos por parte del Islam en África y Asia abren las puertas a la objetividad de todos los que hasta ahora han puesto barreras a la conciencia y al sentido del equilibrio. Los padres que en Europa asesinan a sus hijas por occidentalizarse. Mientras grupos de terroristas islámicos se divierten matando hebreos y cristianos, los estrategas de la Jihad --estimulando la emigración de musulmanes a Europa, haciendo parir a sus mujeres mientras las europeas crían perros-- siguen preparando la bomba demográfica para hacer polvo nuestra civilización: me horroriza pensarlo.
Que Dios nos proteja de estos pacifistas. Y ustedes que no son dioses: Protéjanme de ellos también, que de los terroristas me cuido yo.