¿Definición de arte?

por Ignacio T. Granados

Arte: (Gr. Tekné), Técnica // Artesanía: relativo al Arte // Artesano: Dícese del que aplica el Arte // Artista: Dícese del que hace Arte.

Cuando los sumerios dictaron que la perfección ofendía a Dios y que por eso significaba la muerte, quizás estaban sentando el más terrible ejemplo de que el defecto introduce la originalidad y con ello la renovación. Sería como cuando la soldadesca romana fraguó el abanico de las lenguas romances, y no el prurito de los latinos cultos, cuya perfección se desconoce hoy día. De ese modo, a la muerte por academicismo en la literatura, los románticos opusieron su violencia reaccionaria; no ha de olvidarse que en el romanticismo hay más de reacción fundamentalista que de progreso institucional, más de pasionario que de legislativo. Por eso, por ejemplo, los románticos hacen revoluciones, que todo lo bueno tiene su lado malo y viceversa, y lo que es bueno en arte [pasionarium] no lo es en política. Quizás por ello también Jorge Luis Borges reconoce la ductilidad del defectuoso Don Quijote, que todavía es vital, frente a la rígida perfección de Góngora.

Hoy los fotógrafos estudian fotografía, no la inventan ni mucho menos la renuevan; los literatos estudian literatura, no la escriben ni logran experimentos asombrosos en la sintaxis, ni neologismos; los pintores estudian pintura, no descubren nuevas perspectivas ni tonalidades; hasta los periodistas estudian periodismo, pero editorializan las noticias en vez de comunicarlas. Ninguno puede asombrar como los pioneros que los antecedieron, y que por eso fueron artesanos y aficionados antes que profesionales y académicos.

Entonces, quizás, el error de los mismos abstractos puede haber sido esa perfección del concepto en que perdieron de vista el impulso vital, que para Spinoza era Dios mismo. Ese que tanto tiempo después de los sumerios regresa para imponernos su indefinición de Arte, como un extraño segundo arquetipo [Titsum]. Hacer el Arte o aplicarlo, esa es sin dudas una buena cuestión; después de todo, el genio impulsa la creación, y queda del sujeto realizarla.