por Armando Añel
Un cita colocada en la sección de comentarios de este blog anónimamente, me retrotrae al eterno debate –-parece eterno ya— sobre la pertinencia y moralidad, para decirlo rápido y mal, del anonimato en la blogosfera. La frase en cuestión es de Tirofijo (el bloguero desaparecido, tal vez secuestrado, a principios de 2009), y dice así:
“El anonimato se ha convertido en una necesidad justificada y moral, contra el concilio del fariseísmo con un rostro público, que intriga en lo oscuro y procura borrar toda señal de disentimiento o librepensamiento”.
En el post de donde se extrae la cita, Tirofijo expone las razones por las cuales considera legítimo el anonimato en la blogosfera. Entre ellas, curiosamente, hay una que ejemplifica a la perfección los manejos de que fuera víctima este humilde editor (yo mismo) en cierto blog de cuyo nombre no quiero acordarme:
“Evitar que te ataquen por la espalda. Te escriben privadamente, haciéndose los corderos para que te acerques y luego darte la dentellada. Contrario a lo que pareciera, si les das el frente se retiran como perros apaleados y empiezan a ponerte minas en el camino”.
Terminaba diciendo Tirofijo:
“Y por último: el anonimato es relativo, porque acá todo el mundo sabe quién es quién y si algunos insisten en que se revelen los nombre propios es para tener un sujeto legal al cual poder destruir usando cualquier medio. Algunos medios que nuestros lectores no podrían siquiera suponer”.
Se le erizan los pelos a uno tras leer estas cosas. Esta vida es un bumerán.