En Teoría de la autoridad, aplicada a las naciones modernas, José Calixto Bernal se erige como un convencido defensor de las libertades civiles, en particular la de expresión, y de forma implícita carga contra el despotismo español en Cuba. Fuente: Cuba: Fundamentos de la democracia. Antología del pensamiento liberal cubano desde fines del siglo XVIII hasta fines del siglo XX (Fundación Liberal José Martí, Madrid, 1994).
Leyes Constitutivas
Los gobiernos personales que son o aspiran a ser despóticos, los que dirigen mal a los pueblos, los que malbaratan sus riquezas y sus recursos, los que oprimen a las personas y usurpan las fortunas, esos son los que prohíben la libre emisión del pensamiento; porque saben que todos los pensamientos y todas las palabras se reunirían unánimemente para acusarlos. En esto creen que son lógicos y que aseguran así su existencia, pero no son sino torpes; porque aunque podrán vivir algo más, lo que se procuran es una muerte desastrosa. Oyendo la opinión pública y siguiéndola, serían eternos: proscribiéndola y desdeñándola se ofrecen por víctimas a las revoluciones.
Pero ni aun en este caso sería dañosa para la sociedad la libre emisión del pensamiento. Si en ese sistema despótico se arrojara este libro, por ejemplo, en medio de un pueblo pésimamente gobernado, ¿sería dañosa su lectura? Nosotros creemos que, por el contrario, haríamos un gran servicio al gobierno y al país. A éste, porque le daríamos a conocer lo que faltaba y lo que debía pedir: a aquél, porque le señalaríamos la senda que debía escoger para trocar en amor el odio de los pueblos y para evitar conmociones y trastornos que podrían terminar en una catástrofe.
Y si a pesar de todo, el pueblo, cansado de aguardar, se lanzaba a la rebelión y a la violencia, ¿sería nuestra la culpa? Es claro que no. Sería solo la culpa del gobierno, que cerrando voluntariamente los ojos a la luz y negándose a tomar una saludable iniciativa, aguardó a que el pueblo la tomara de la única manera que le era posible.
De todo lo que se deduce que hasta ahora se ha prohibido la libre emisión del pensamiento y antes, al contrario, es precisa y beneficiosa, aun en las más arduas cuestiones políticas, para que el gobierno sepa y acate la opinión pública, y evite así las sublevaciones y las violencias, las cuales de esta manera pueden evitarse.
Ser el gobierno una cosa distinta de la autoridad social, es la fuente de todos los males y de todos los trastornos. Cuando el gobierno personal es la autoridad, el gobierno manda y la sociedad obedece, y no debe ser así. La sociedad, la opinión pública, es la autoridad, la que debe mandar: al gobierno no le toca sino obedecer, porque es el comisionado por la autoridad para que cumpla sus preceptos. Y no que cuando el gobierno es la autoridad están trocados los frenos, la significación de las palabras, y el caos es completo, el trastorno radical. A la oscuridad se le llama luz, a la luz oscuridad, y no hay razonamiento posible.
De la serie Pensamientos Cubanos, de Enrique Collazo