“Una pregunta siempre me hago: ¿Los poetas de Miami eran malos antes de venir a vivir a esta ciudad o se pusieron malos cuando llegaron aquí? ¿Qué será? ¿Algo en el agua? ¿Alguna química que le echan a las hamburguesas de Dennys o de Mac Donald's? ¿Será el resplandor del sol en las mañanas de verano? ¿El tráfico en el Palmetto? ¿Los batidos del Palacio de los Jugos? ¿El precio de la gasolina? ¿El sabor de la carne de puerco? ¿Los tolls del Turnpike? ¿Las noches frías en Zu? ¿Las noches lluviosas en el Café Demetrio? ¿La interferencia de las torres de los celulares? ¿La falta de sexo? ¿El exceso de grasa?”.
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