“La izquierda y la derecha sólo existen en el juego político. Lamentablemente. En las cosas realmente importantes de la vida: amar, compartir, vivir, morir, o ser amigo, padre, hermano, de nada vale la ideología. El amor y el querer no entienden de pandillas. La libertad del hombre no admite discusiones ni adjetivaciones vacías. La discusión de los bandos irreconciliables ha sido y debe ser superada. Ya no importa en manos de quién está la propiedad, que fue el gran parteaguas de todo el siglo XX. Lo que importa es qué se hace con esa propiedad. Sea social, estatal, cooperativa o privada. Si respetamos el derecho a la propiedad, como un derecho más, con apego a la ley, habrá que respetarles el derecho a los que fueron nacionalizados. Exista o no exista ese panfleto llamado Helms-Burton, que para lo único que sirve es para darle oxígeno a un sistema político y social que nos roba la jaba y el pan. “Helms-Burton, Torricelli, Mas Canosa, Fidel, Raúl y un larguísimo etcétera, son generacionalmente contemporáneos, apegados a la victoria y a la derrota del contrincante hasta la sangre. Desde que estos señores vieron la luz ha llovido muchísimo y es nuestro deber de cubanos mostrar que a Cuba también ha llegado ese cambio de pensamiento en el que no sólo se acepta, sino que se lucha porque las ideas contrarias sean respetadas. No tenemos que coincidir, pues muchas veces no coincidimos ni con nosotros mismos. Pero un pequeño paso, por discreto y simple que sea, en estas circunstancias, es muchísimo para un país que lleva ya cerca de 60 años en los que ni un solo día el apellido Castro ha dejado de salir en el diario. ¿No les resulta sospechoso? ¿No les aburre?”.
Enrique Guzmán Karell
