google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Ética invertida

sábado, 20 de marzo de 2010

Ética invertida

por José Luis Sito

La buena costumbre que se tenía de ser miembro de la UNEAC, quizás era una mala costumbre.

Es aquí donde hay que hacer la diferencia entre la moral y la ética. La ética es una reflexión sobre la moral. Y el artista, antes que ningún otro individuo, tiene como principal trabajo cuestionar esas costumbres para que se vuelvan precisamente más éticas. Antes de entrar a la UNEAC, hay que hacerse un conjunto de reflexiones sobre esa Unión castrista, y siendo escritor, artista, aún más.

Esta frase es muy conocida: errare humanum est. Pero se conoce menos la continuación: perseverare diabolicum. El mal es también eso: perseverar en el error. Picasso hizo un retrato a la muerte de Stalin, en 1953, para glorificarlo. ¿Quién ha dicho que el error no es humano? Pero Picasso nunca se vanaglorió de haber cometido esa falta, y muy pronto lo lamentó. Hubo varios como él que cometieron errores apoyando al comunismo y sus variantes mortíferas. Pero lo lamentaron, no perseveraron como algunos.

La UNEAC es una organización totalitaria, destinada a oprimir a los actores de la cultura cubana. ¿Cuántos no fueron reprimidos por esta miserable y servil maquinaria castrista? Empezando por Padilla. Ejemplos no faltan para quien quiera verlos. La UNEAC no existe en España, en Francia ni en ningún país libre. Existen muchísimas agrupaciones y organizaciones culturales, múltiples, diversas, donde te apuntas si te acogen y si lo deseas. En cambio, la UNEAC es obligatoria y sólo existe una. La obligación se parece a eso de que eras libre de no votar en las elecciones, pero todo el mundo votaba y si no votabas te venían a buscar para votar. No estás obligado… pero te obligan. Eso es la libertad en un régimen totalitario como el cubano. La UNEAC no es obligatoria, según los castristas, pero estás obligado a inscribirte si quieres existir como actor de la cultura.

Entonces, decir así de fácil, como si no hubiera pasado nada, “yo fui miembro de la UNEAC y me lo pasé muy bien”, es un insulto a todos aquellos que tuvieron que sufrir las consecuencias del castrismo. La UNEAC, con la Casa de las Américas, fue la principal fuerza de represión del castrismo a través de su propaganda intelectual, cultural, simbólica. Los autores intelectuales del crimen castrista contra Cuba y toda Latinoamérica están o estuvieron ahí. Muchos no perseveraron, otros sí. Y todavía siguen perseverando, a pesar del siglo donde estamos.

A algunos les parece que no se debiera decir esto, y hasta pretenden hacerme, y hacernos, callar. Todos esos que pertenecieron a la UNEAC, si no sienten ningún arrepentimiento, por lo menos que no perseveren y no insulten la memoria de tantos perseguidos por el castrismo. Lo que hay que decirles a los cubanos que todavía están apuntados en la UNEAC es que se larguen de ese engendro.

Con esto no hago ningún ataque ad hominem ni juzgo a nadie, sencillamente no pretendan hacer de la UNEAC un lugar de pasatiempos y de fiesta a la sombra de los tamarindos. Se está llegando a un punto de inversión y de trastorno donde son los que no pertenecieron a esa organización totalitaria los que tendrán que excusarse. El colmo de la ética invertida.

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