por Oscar PeñaSeríamos unos cretinos si no valoráramos con buenos ojos la liberación de todos los presos políticos cubanos, venga esta maniobra por la vía que venga, igual que los carceleros de hoy agradecieron ayer en silencio a Fulgencio Batista sus acciones y visto bueno para que avanzara y fuera aprobada la propuesta de liberación de todos ellos. Incluso siendo aquellos presos –contrario a los de hoy— reclusos de hechos de violencia y muerte. Si ayer no importó si el que abría las rejas era el ilegal régimen de Batista, porque lo importante era salir, tampoco hoy nos debe importar si la que abre es una larga dictadura totalitaria. Sin embargo, no deja de ser llamativa y penosa la situación de Cuba, al percatarnos que retrocedemos en vez de avanzar en el campo de las dictaduras: la dictadura de la década del cincuenta no liberó sólo a enfermos, liberó el mismo día a todos aquellos violentos. Y la de hoy --con presos de métodos cívicos y pacíficos— todavía está renuente y haciendo magia para liberar hasta a los enfermos graves.
Reitero que si liberan a todos los presos de conciencia aplaudo que el régimen rectifique el grave crimen de encerrar a decenas de ciudadanos sólo para enviar mensajes de terror a la ciudadanía, transmitiéndole lo que pudiera sucederle a los que se sumen a las corrientes disidentes y aperturistas. Sólo el obtuso no se percató de que la operación de los 75 y los anteriores y posteriores encarcelamientos fueron parte de la planificada y sucia operación de un régimen que tiene en sus manos todas las instituciones y poderes. Un verdadero crimen organizado y científico existe en nuestro país. Una mafia política con su propia policía, cortes de justicia y legisladores.
¿Qué es una patente? Un derecho que se gana y otorga a un inventor o promotor de una causa. Un derecho universal reconocido. ¿Por qué decimos que estamos, en el drama cubano, ante un intento de robo de patente de lucha? Porque si Castro no tuvo que consultar a nadie para encerrar a más de 200 presos políticos, ¿por qué va a necesitar hoy de la mediación y buena voluntad de la Iglesia para soltarlos? Esta misma noche da la orden de “tirar abajo todas las rejas” políticas y se resuelve el problema en diez segundos. La escenografía que ha montando el régimen es una fabricación mafiosa y táctica para desvirtuar y subestimar, ante el pueblo cubano y la opinión internacional, el prestigio, la repercusión y la patente de lucha alcanzados por la oposición cívica cubana, simbolizada en sus presos políticos, disidentes, periodistas independientes, Damas de Blanco y de Apoyo, blogueros, artistas e intelectuales honestos; en los exiliados y, sobre todo, en el sacrificio supremo de Orlando Zapata y Guillermo Fariñas.
Antes de sentarse a discutir seriamente con la disidencia y la sociedad civil los serios problemas de la nación, el nuevo jefe de Cuba prefiere saltar sobre ellos para evitar darles crédito. Pero como lo importante es la libertad de todos los presos políticos, no nos limitamos a agradecer la rectificación de ese crimen y ratificamos que seguiremos batallando por la liberación de once millones de cubanos. La realidad es que de liberaciones parciales de prisioneros de conciencia está llena la historia de la dictadura cubana, y ellas no han resuelto la triste realidad de miseria y falta de libertades que sufre el pueblo hace más de medio siglo.
