google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: La mala sonrisa del cardenal Ortega

domingo, 23 de mayo de 2010

La mala sonrisa del cardenal Ortega

por Armando Añel

No se sabe si la mala sonrisa del cardenal Ortega en su reunión con Raúl Castro es también una mala señal. O una buena. Hay sonrisas de ocasión, sonrisas piadosas, sonrisas sardónicas y hasta sonrisas imposibles: Ante la mala sonrisa del cardenal Ortega, uno se ve tentado a pensar que está ante una sonrisa imposible. Sonrisa que no existe. Pero que Es a pesar de todo.

Tendemos a creer que toda sonrisa frente a Raúl o Fidel Castro constituye una sonrisa intolerable. Es difícil colocarse en el pellejo de quien le sonríe a un personaje como Raúl Castro. En la piel de víbora. O en la carne de gallina. Pero la sonrisa está ahí, recordándonos a todos, como una evidencia terrible –prueba de leso delito—, que usted puede rezar y sonreírle a Raúl Castro, creer en Dios y sonreírle a Raúl Castro, servir a Dios y sonreírle a Raúl Castro. O servirle a la Iglesia. O rezarle a las once mil vírgenes. Rezarle al cielo y sonreírle al diablo.

Motiva esta breve reflexión el escepticismo de colegas como Esperanza Serrano ante la mala sonrisa del cardenal Ortega. ¿Recurre una vez más el castrismo a la Iglesia para, como hizo en 1998, terminar lavándose las manos? ¿La Iglesia le está lavando las manos al castrismo? ¿Sueltan para meter nuevamente, sacan para llenar otra vez? Lo cierto es que el racimo de malas circunstancias que convergen sobre el continuismo totalitario (malas para el continuismo, se entiende) pesa hoy más que nunca. La agonía castrista –simbólicamente reflejada en la moribundía del “Comandante en Jefe” y el arribo a la edad límite de la generación de la Sierra— ha coincidido en el tiempo, milimétricamente, con el clímax de la revolución de las telecomunicaciones y la eclosión de Internet. Y ante ciertas cosas, ante el peso de ciertos acontecimientos, no hay sonrisas que valgan.

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