google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Erótica

domingo, 27 de junio de 2010

Erótica

por Luis de la Paz

Quien intente seguir una anécdota en Erótica (Letra de Molde Ediciones, 2010), del escritor cubano Armando Añel (La Habana, 1966), quedará decepcionado. El autor, más que hilvanar una historia capaz de conducir a situaciones y personajes, lo que ha logrado es dejar en el lector una serie de sensaciones y cuestionamientos, pues ésta es una obra para ser leída entrelíneas más que por líneas. Lo sugerido, lo que no se dice, lo propuesto, es el centro integral del libro.

Por ser Erótica una novela audaz en su estructura –no hay un orden aparente o, más bien, hay un ilusorio caos, que el autor manipula a la perfección y a su antojo–, y además ser una pieza contemporánea –sus continuas referencias a la blogosfera así lo indican–, la pieza adquiere aspecto de alegoría en el sentido más expreso, el de un intenso discurso donde una serie de metáforas se concatenan hasta erigir la historia fundacional de una nación, de la nación cubana.

Armando Añel consigue situar en Erótica una serie de puntos clave, la invasión del islote Thamacun, una suerte de paraíso esplendoroso; el éxodo de sus habitantes tras violentos sucesos, y la presencia de Idamanda Rosael, desbordando sensualidad y belleza, como algunos de los espacios determinantes de esta narración abarcadora. El lector se sumerge en las páginas del libro y queda literalmente atado –la novela se lee de un tirón–, atrapado en los vericuetos de una multi-historia que, sin saberlo, lo ha poseído.

Erótica no es un libro para ser “entendido” en el sentido convencional del término, sino para ser disfrutado, y ese ambiente lo logra la crucial atmósfera que se crea a través de diferentes planos y tiempos narrativos. Las continuas alusiones al pasado de Thamacun (sitio de ficción), su invasión y desaparición como lugar habitable; las referencias a sucesos y eventos en Cuba, con sus personajes y contextos (reales y documentados, tanto de la isla como del exilio), establecen el motor que impulsa la trama (las tramas) que urde(n) la pieza, que concreta su estabilidad narrativa con artículos publicados en la red cibernética (espacio en el que finalmente habita Thamacun, convertida en Cumberland) y una serie de notas finales que esclarecen (confirman) varios de los pasajes descritos.

Erótica tiene su sostén en la blogosfera, por eso hay que leerla como si se estuviera sentado ante un monitor de computadora y se visitaran interesantes bitácoras, donde se exponen puntos de vista e historias personales o comunes que a la postre están exteriorizando una vida, un ambiente, un mundo que bien puede ser literario o testimonial, ficción o historia, o una combinación de todo lo anterior. Armando Añel logra con Erótica la primera novela-blog que conozco.

Cortesía Diario Las Américas

Meloni: ¿Oportunista o fanática?

  Carlos Alberto Montaner En los años 1959, 60 y 61 se referían en Cuba a los “melones políticos” como alguien que era verde por fuera y roj...