
La burla es la mejor arma contra el peor defecto de los “intelectuales” --sobre todo los cubanos—: lo aburridos que son. Todo ese afán crítico, ese salir a polemizar, ese colarse en la fiesta ajena para ponerla mala, ese meterse donde no los han llamado. Que se defiendan diciendo que es cobardía (el comentario anónimo), pero lo injusto es querer arruinarle la vida a alguien por pura obstinación, para que se vea quién es el bárbaro.
Anónimo aquí