por Armando Añel
Debo confesar que en principio me pareció valiente y muy pero que muy raro. Silvio Rodríguez, el de la doble moral, el servidor de los Castro, el que afirma una cosa hoy y se la calla mañana, ¡había abierto un blog y dejaba pasar los comentarios libremente!
No suelo leerlo. Hace tiempo que no escucho su música y el conservadurismo elemental de su “pensamiento” ---castrismo y conservadurismo son sinónimos, aunque la progresía mundialista todavía no se haya enterado— me es indiferente. Pero el fenómeno de un blog abierto, sin censura, en manos de un castrista redomado me resultó tan peculiar, tan retador incluso, que lo agregué al blogroll de Cuba Inglesa. Me olía que allí iba a tener lugar una batalla interesante. Tal vez, con un poco de suerte, una verdadera Batalla de Ideas. La que nunca se han atrevido a permitir los Castro, a pesar de haberse pasado media vida jugando con la frase hecha.
Esta tarde, luego de varios días sin echarle un vistazo, acudí “al llamado de la selva”. El post, visible a la altura de la cabecera de este blog, en el blogroll, originalmente había sido titulado “Primicia mundial”, y una primicia suele ser una primicia. Así que desembarqué en la página del trovador inefable, y esto había escrito a la vera de seis fotos del anciano sanguinario:
Hoy por la mañana los reverendos Lucius Walker y Raúl Suárez, un grupo de activistas de Pastores por la Paz (organización que lleva 21 años rompiendo el bloqueo y trayendo tecnología a Cuba) y un grupo de artistas cubanos, nos reunimos con nuestro querido amigo Fidel Castro. Ya saldrán en la prensa los detalles de este encuentro. Yo sólo quiero adelantarles cinco (por nuestros 5 Héroes) de las fotos que le tomé a Fidel este 26 de julio de 2010. Todo un privilegio.
¡Lo llamaba amigo y todo! Me animé a dejarle un comentario a manera de reproche, cosa de comprobar si salpicaba “espuma y arena”:
Lástima Silvio, porque tu “amigo” (que ese no es amigo de nadie) no es más que un connotado criminal. Algún día los cubanos lavaremos la imagen de esa pobre isla poniendo en su lugar al desgraciado. Se hablará del tiranosaurio en los libros de historia, se le señalará con repugnancia y tal vez, con un poco de mala suerte, en esos libros figurarás tú como uno de sus amigos. ¡Qué ignominia inclasificable, Silvio, qué vértigo!
Entonces, tras apretar la tecla de publicación, descubrí que el compañero Rodríguez había comenzado a moderar –lo que él ya había llamado en entradas anteriores, que no había yo leído, un blog con “libreta de racionamiento”. Y ahora, varias horas después y publicados los comentarios laudatorios, advierto que censuró el mío (entre otros muchos, supongo). La prueba de la parafina. Está visto que no hay libertad que dure dos meses en página ñángara, ni castrista que la resista.