google.com, pub-9878019692505154, DIRECT, f08c47fec0942fa0 Cuba Inglesa: Conquistadores

lunes, 30 de agosto de 2010

Conquistadores

por Armando Añel

Nací exactamente en el siglo en que el hombre, por fin, conquistó el espacio y puso un pie en la luna. Y no sólo en el siglo: ¡En la década! En 1961, Yuri Gagarin era el primer hombre que salía al espacio exterior, y en 1969 Neil Armstrong se convertía en el primero en hollar una superficie extraterrestre. Puso el pie allí y marcó un antes y un después en la Historia. Por fin una ventana por donde escapar en caso de incendio. Instalado en nuestro satélite, deslizándose pesadamente a 384 400 kilómetros de la madre Tierra, Armstrong definía la excepcionalidad de mi paso por la vida: Nací exactamente en el siglo, en la década, casi en el año en que el hombre, por fin, salió al espacio y holló la superficie lunar.


Soy un predestinado. Lo somos todos los que nacimos con la década, en las postrimerías del milenio, abocados al tercero de ellos, a la conquista y poblamiento de todos los mundos en uno. Convendremos en que ya era de por sí difícil imponerse a medio millón de espermatozoides en la carrera agónica hacia el óvulo materno. Competencia candente y despiadada. Y luego esto.

Tantos millones de millones de millones de hombres y mujeres que han sido, son y serán, y fuimos excepcionalmente escogidos para señalar el camino. Como Whitman, deberíamos cantarnos a nosotros mismos. Puerta de incendio: Números redondos. Siglo XX. Una ventana al tercer milenio. Hemos vivido en el segundo y el tercer milenios. Privilegio de privilegios. Y hemos marcado, con nuestro nacimiento en los sesenta, el principio del fin del sedentarismo terrestre.

Ya podemos escapar. Nacimos nómadas. Sangre de conquistadores recorre nuestras venas.

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