Anónimo1:“Relativista, políticamente analfabeto, vegetativo, cumbanchero”. Si quitas el slang cumbanchero y pones nihilista, le puedes endilgar esos calificativos a cualquier habitante de la Riviera Maya o la Costa Brava o a cualquier visitante de las ciudades turísticas del Mediterráneo o del Mar Negro. Esa es la característica de la posmodernidad. Discrepo en lo de la “gozadera”, porque aunque se lo crean muchísimos cubanos (otros de otras nacionalidades también se lo creen), los cubanos no son ni los que más gozan ni los mejores capacitados para el hedonismo y la vagancia. Más que una institución del relajo, lo que habría que hacer es reconstituir (quizás sea mejor decir constituir, porque nunca ha existido, pese a los grandes mitos que nos hemos inventado) el tejido social y el empresarial y copiar los modelos de aplicación de la justicia y la ley de los países a los que nos deseamos parecer. Y en ninguno de ellos, o al menos no en la mayoría de ellos, es el relajo lo que impera.
Anónimo2:
El relajo cubano yo lo veo como incapacidad para asumirse como lo que se pretende ser, una especie de droga escapista. En el caso cubano la gozadera a lo mejor pasa por tranquilizarse un poco y descubrir que no tienes que ser el más gozón ni el más jodedor ni el más duro ni el más “Más”. Ese problema no lo trajo la revolución, sino que la revolución fue producto de eso. Un partido de la gozadera en Cuba es temible por lo que eso significa en las relaciones con los demás. Fíjense como los más jodedores suelen ser los más susceptibles. La respuesta a los problemas cubanos probablemente pase por la prueba más difícil del mundo: que dejen de mentirse tanto a sí mismos, de creerse tantas boberías sobre sí mismos.
