Un bolígrafo vino a decirme algo que no pude entender. Parecía urgente pero como era un bolígrafo de tinta azul no le hice mucho caso, porque estos seres se pasan el tiempo imaginando cosas. Además, hablan muy raro, con una sintaxis retorcida y con demasiadas metáforas. Un bolígrafo azul no dice “Me he hartado”, sino “Hay marea alta en mi estómago”. Obviamente, muchas veces, con el apuro de la vida diaria, uno no los comprende. Les he pedido que me escriban sus mensajes en una libreta que tengo en la mesita de noche. Antes de acostarme los leo y les respondo utilizando un lenguaje rebuscado, para que me entiendan. El problema es que algunos no son disciplinados, como éste que vino hace unos minutos a decirme algo que aún no he podido descifrar.