Partir una palabra y continuarla en el verso siguiente, así como cambiar la fuerza de pronunciación o prescindir de letras para forzar la rima, sólo podrían considerarse licencias poéticas, y son regularmente recursos tan facilistas que sólo recurren a ellos repentistas marrulleros, poetas minusválidos que los usan como muletas para su cojera de talento.
El Académico