las cosas que en tu dolor demoras
XIII
Pero no soy la costumbre
ni tampoco su torpeza
cuando inclino la cabeza.
Que tu estrella nos alumbre.
Soy lo que soy y la lumbre
se corona sobre el lodo.
Ilustrado de ese modo
crezco de tu desconcierto.
Ítaca me ofrece un puerto
y tú me lo ofreces todo.
XIV
Canto mejor porque muero
la suerte que en mi madruga;
doy con el cisne y su fuga
vida, sed y desespero.
También sé lo que ya espero
en la muerte, soy su Apolo,
la misma trama que inmolo,
la misma luz de esperanza.
Cuando Sócrates me alcanza
no soy un cisne tan solo.
XV
Abrazo tu muerte chica
en las noches andariegas,
recorro tu cuerpo a ciegas
como el niño que practica.
Eres mi sueño que abdica,
mi enigma roto de ensueño;
escapa tu cuerpo, sueño
en las manos que presientes,
ellas te dicen si mientes
o si anclas un mejor dueño.
XVI
Con sus penas en el vino,
mareo: soy en tu piel
a veces, el niño aquel
que iba silbando su trino.
Solo queda algún camino
polvoriento entre la bruma,
y como la misma espuma
que se hunde por su agua
doy la vida, que si fragua
debe al verso su destino.