Normalmente siento poco aprecio por las teorizaciones literarias. Usualmente no aportan nada relevante. A los buenos lectores nos basta y sobra con leer la obra de un autor, no los comentarios y disquisiciones que ella origina. Hago la salvedad de los escritos de Harold Bloom, Umberto Eco e Italo Calvino, que, partiendo del análisis de obras clásicas, pasan a ser nuevas e importantes obras en sí mismas.
Hace poco conocí a Manuel Gayol, un escritor y teórico literario cubano avecindado en Estados Unidos. Es el editor de la prestigiosa revista literaria virtual Palabra Abierta. Una persona amable, erudita y muy crítica de la situación política de su país. He tenido el privilegio de leer varios de sus sólidos escritos sobre diferentes autores. Sin embargo, no he opinado públicamente nada, porque estimo que ni una palabra mía significaría un aporte al acabado trabajo expuesto. Al igual que lo sucedido con Bloom, Eco o Calvino, sus textos pasan a ser nuevas obras artísticas cerradas.
Hace poco conocí a Manuel Gayol, un escritor y teórico literario cubano avecindado en Estados Unidos. Es el editor de la prestigiosa revista literaria virtual Palabra Abierta. Una persona amable, erudita y muy crítica de la situación política de su país. He tenido el privilegio de leer varios de sus sólidos escritos sobre diferentes autores. Sin embargo, no he opinado públicamente nada, porque estimo que ni una palabra mía significaría un aporte al acabado trabajo expuesto. Al igual que lo sucedido con Bloom, Eco o Calvino, sus textos pasan a ser nuevas obras artísticas cerradas.
Jorge Muzam en Plumas Latinoamericanas