En el fondo, la guerra por la independencia contra España no fue una guerra por la libertad, o por lo menos no en sus orígenes. Fue una guerra contra la discriminación económica de que eran objeto los cubanos por parte de los españoles, quienes los ahogaban en impuestos y restricciones. Y luego también fue una guerra nacionalista en el sentido de que los criollos se sentían humillados por los peninsulares y creían, mirando hacia Estados Unidos, que ellos eran más capaces que la metrópoli para desarrollar la Isla. Es decir, lo que hubo en los orígenes de la guerra por la independencia fue un sentimiento de humillación, de orgullo herido, más una necesidad económica, de seguridad material. Los cubanos nunca han puesto la libertad en primer lugar.
El Editor