Intruso y venenoso. Es todo lo que no debe ser un pez.
Una nueva batalla, y no precisamente de ideas, se plantean este año los funcionarios cubanos. Se trata de la pesca del pez león, cuya vertiginosa reproducción en las aguas del Caribe podría estar dañando el ecosistema alrededor de la Isla, dado que esta especie carece de depredadores naturales en la zona.
Según informa el portal Terra, la televisión estatal cubana estrenó esta semana un documental sobre la aparición del pez en aguas territoriales, “y mostró imágenes en que buzos, científicos y realizadores del audiovisual cortan, aliñan y comen la carne del pez león”.
Ya un equipo científico investiga cómo desarrollar la pesca a gran escala del animal. De esta manera, el régimen mataría dos pájaros de un tiro, pero sin recurrir al veneno: libraría a los bañistas y peces cubanos de la desagradable cercanía del espécimen, y procuraría sustento a los habitantes de la Isla, una circunstancia nada desdeñable dadas las graves carencias alimentarias presentes en el país caribeño.
“El Ministerio (de Industria Alimentaria) tiene la responsabilidad de evaluar la densidad en que pudiera presentarse esta especie en nuestras aguas con el objetivo de implementar en el momento oportuno pesquerías desde el punto de vista comercial para finalmente consumirlo”, dijo la funcionaria Elisa García, mientras que el director del Acuario Nacional, Guillermo García, aclaró “que el veneno se concentra en las espinas, pero recomendó esperar unos 45 minutos antes de comenzar a manipular el animal para su consumo”.
“El pez, de rayas marrones y blancas y de unos 20 centímetros de largo, es oriundo del Océano Indico y llegó accidentalmente al Caribe cuando el huracán Andrew arrasó en 1992 un acuario del sur de Florida liberando seis ejemplares”, indicó Terra.
La batalla contra el voraz y promiscuo pez león está planteada, porque “venenosos” son los cubanos.
Según informa el portal Terra, la televisión estatal cubana estrenó esta semana un documental sobre la aparición del pez en aguas territoriales, “y mostró imágenes en que buzos, científicos y realizadores del audiovisual cortan, aliñan y comen la carne del pez león”.
Ya un equipo científico investiga cómo desarrollar la pesca a gran escala del animal. De esta manera, el régimen mataría dos pájaros de un tiro, pero sin recurrir al veneno: libraría a los bañistas y peces cubanos de la desagradable cercanía del espécimen, y procuraría sustento a los habitantes de la Isla, una circunstancia nada desdeñable dadas las graves carencias alimentarias presentes en el país caribeño.
“El Ministerio (de Industria Alimentaria) tiene la responsabilidad de evaluar la densidad en que pudiera presentarse esta especie en nuestras aguas con el objetivo de implementar en el momento oportuno pesquerías desde el punto de vista comercial para finalmente consumirlo”, dijo la funcionaria Elisa García, mientras que el director del Acuario Nacional, Guillermo García, aclaró “que el veneno se concentra en las espinas, pero recomendó esperar unos 45 minutos antes de comenzar a manipular el animal para su consumo”.
“El pez, de rayas marrones y blancas y de unos 20 centímetros de largo, es oriundo del Océano Indico y llegó accidentalmente al Caribe cuando el huracán Andrew arrasó en 1992 un acuario del sur de Florida liberando seis ejemplares”, indicó Terra.
La batalla contra el voraz y promiscuo pez león está planteada, porque “venenosos” son los cubanos.