¿Por qué nos escandalizamos cuando ciertos humanos matan perros para comérselos pero no ocurre igual si las sacrificadas son vacas?
Muchos argumentarán que el perro es el mejor amigo del hombre, pero... ¿la vaca que lo alimenta no? Otros insistirán en que el perro es más inteligente, o fiel, o agradecido que la vaca, pero sospecho que lo que más escandaliza en el sacrificio de esta mascota no pasa por su naturaleza o su espíritu, sino a la inversa: la naturaleza o el espíritu tradicional del hombre, de quien observa el sacrificio del perro, determina el escándalo. No puede soportar el hombre —o una mayoría de los hombres y mujeres occidentales— que se sacrifique a un animal que, como el perro, es uno de los pocos que ofrece permanentemente al ser humano atención y servidumbre.
La verdad que a las vacas les importan poco sus dueños y la mayor parte del tiempo son profundamente "individualistas" respecto a ellos (es decir, los ignoran). En cambio, el perro siempre está pendiente, y se muestra dependiente, del hombre. Lo que haría la diferencia, lo que escandalizaría en el sacrificio del perro, sería la irritación del ego ante la eliminación del animal que le brinda más atención y reconocimiento, que incluso lo divierte montándole un pequeño circo familiar.
En cualquier caso, uno de los grandes problemas de la humanidad, sino el más grande, consiste en que hay mucha más gente necesitada de reconocimiento que gente dispuesta a brindarlo. O dicho de otro modo, existe una gran desproporción entre el número de personas dispuestas a prestar atención —una minoría— y el número de personas necesitadas de atención —una mayoría abrumadora. Esta desproporción resulta parcialmente mitigada por los perros.
No es que haya demasiada gente mala, dominada por su egoísmo: es que hay demasiada gente débil, esclavizada por la intensa creencia de su importancia. A causa de esto persisten el sufrimiento, las guerras, las dictaduras, "el hombre es el lobo del hombre" y el perro "su mejor amigo".
