Escapaste en el instante
en que ya habías alcanzado tu definición mejor
y quedamos más solos, más inermes.
Ya estás allí donde aún es posible la fiesta innombrable.
A ambos lados del mar, la fiesta es otra cosa,
tan distinta a la que nos revelaste como un prodigio,
todo lo deseable. La casa de Trocadero
ya es pura oscuridad, un inmenso vacío.
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