El disparate no cesa y recorre el mundo como el famoso fantasma a Europa: Terrorismo elemental en una biblioteca de Vancouver. Apuñalamiento masivo. Un muerto y seis heridos.
(EFE).- La Policía canadiense intentaba este domingo determinar las causas del ataque que causó el sábado la muerte de una mujer y heridas a otras seis personas cuando un hombre armado con un cuchillo de grandes dimensiones apuñaló a varias personas en una biblioteca de la ciudad de Vancouver.
Relacionado con este último episodio: si finalmente la Sociedad del Disparate ha identificado al chivo expiatorio contra el que dirigir los dardos de su indignación, "La Prensa", ¿por qué iba a extrañarnos que el terrorismo llegara a las bibliotecas, las sedes de los periódicos y las escuelas?
Dado que no confía en los políticos tradicionales -el establishment-, y ya tampoco sus amados outsiders cumplen con sus estratosféricas expectativas, para autojustificarse la Sociedad del Disparate necesitaba a alguien o algo que cargara con las culpas de fondo, es decir, necesitaba identificar la causa matriz de su indignación. Así, la gran causante, la madre de todos los problemas, parece ser "La Prensa", y por qué no decirlo claramente: la escritura misma, la inteligencia expresada y/o almacenada.
Instalada en el disparate mediático desde hace unos cuantos años -solo hay que mirar alrededor-, a un segmento considerable de esta humanidad solo le queda lo utópico -o lo distópico, según se mire-, el poder de la locura. Ya todo es posible... incluso el salvaje oeste en una biblioteca.