"Yo no creo en los IQ porque inteligencia tiene que ser algo más sublime, así como iniciativa, optimismo, flexibilidad, tolerancia, adaptabilidad y habla. En fin, comprender. Reconocerse. Esta es mi fuerza. Esta es mi debilidad. Quiero hacer esto ahora. El que siente ambiciones no es talentoso, ni el que abusa de los otros o tiene sed de poder o reconocimiento. El inteligente tiene una cualidad muy bella, la serenidad frente a un obstáculo, librarse de la irritación, la ansiedad y la tristeza. Siempre se recupera. Es honesto e íntegro. Dueño de él. Imperturbable. Claro. Admite errores. No opera por miedo sino por su sueño. Algo muy bello: comunica sin palabras. A muchos les gusta hablar con él. Políticamente, lee con precisión la realidad. Persuade. Da mensajes claros. Resuelve conflictos. Inspira. Coopera. Crea energía grupal. Es diplomático. Crea clima amigo. Piensa grande. Ve a largo plazo. Vive en el futuro. En fin, la inteligencia emocional es cuatro veces más fuerte que la inteligencia intelectual y es la que está moviendo el mundo de hoy".
Susana aquí