“José Mario fue un poeta ignorado en Cuba y en el exilio. Murió en míseras condiciones en una inmunda buhardilla del barrio de Lavapiés y jamás su literatura ha sido bien atendida. En Madrid se prefirió financiar malos libros y esperar a que se muriera para publicarle una antología de sus versos (para la que se pidió a su vez contribuciones personales) y conseguirle un homenaje en Casa de América. De la estirpe de Reinaldo Arenas, Rosales y otros grandes escritores”.
Efory Atocha aquí.